Costa Azul
Una breve introducción a la Costa Azul: una costa hermosa, compleja y llena de contrastes.
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Entre tanto
La vida en un barco fuera de la temporada consiste sobre todo en cosas que nadie enseña en Instagram: lijar, pintar, buscar fugas, sustituir cables, pegar, reparar, volver a reparar, y creer durante cinco minutos que por fin está todo terminado — hasta que descubres que la tetera ahora sirve agua caliente con sabor a vinagre.
Entre capas de pintura, miré hoy el puerto y pensé:
¿Cómo se explica de verdad qué es la Riviera Francesa?
No los folletos.
No las postales.
Sino las capas de debajo.
Aquí va una pequeña introducción, entre tanto.
¿Qué es exactamente la Riviera Francesa?
Pregúnteselo a diez personas y obtendrá doce respuestas.
Para algunos, va de Saint-Tropez a Menton.
Para otros, empieza en Cannes y termina en Montecarlo.
Lo que todos aceptan son los colores: esa luz azul imposible del Mediterráneo que hizo quedarse aquí a Matisse, Chagall y Picasso — y que sigue atrayendo a millones de visitantes.
Una costa llena de contradicciones
La aristocracia inglesa descubrió un día la suavidad del invierno y construyó villas junto al mar. Los pescadores se fueron desvaneciendo del paisaje, llegaron los artistas, y cada generación aporta desde entonces su propia ola de recién llegados.
Dígale a alguien de Niza que un habitante de Cannes “es igual que él”, y se reirá en su cara.
Desde lejos parece una sola costa, pero mentalmente es un conjunto de pequeñas islas.
Jet set — y la sombra detrás
La verdadera jet set empezó con zares, reinas y nobles ingleses que construyeron aquí sus residencias de invierno. Luego vinieron los artistas. Luego las estrellas de cine. Hoy, muchas de esas villas pertenecen a nuevos ricos — algunos con currículums menos románticos que Matisse o la reina Victoria.
Un restaurador neerlandés me dijo una vez:
“El noventa por ciento del dinero aquí viene de las drogas y las armas.”
Probablemente exagerado, pero da una idea del ambiente: admiración mezclada con desconfianza, glamour agrietado.
¿Y yo?
Fuera de temporada vivo sobre todo con cinta adhesiva, herramientas y pintura bajo las uñas. No es glamuroso — pero es perfecto.
Un lugar donde todas estas historias se encuentran en un solo puerto, una sola costa, un rincón extraño del mundo que nunca aburre.
Y mientras preparaba mi barco para el invierno, pensé que quizá ésa sea la mejor manera de describir la Costa Azul.
Los franceses llaman a esta zona “le miroir aux alouettes”: un espejo brillante que atrae a los soñadores, pero contra el que algunos, como pájaros, terminan estrellándose.
Tal vez ésa sea tanto la belleza como la advertencia de esta costa.

